Hacia 1710, Newton ya tenía un lugar sumamente respetado en la comunidad británica.
Tal como ya había demostrado en numerosas ocasiones, sus habilidades matemáticas eran superiores, incluso, a las de muchos de sus célebres contemporáneos.
Y aun así, ni siquiera una persona con las habilidades matemáticas de Newton… era financieramente infalible.